UNA IGLESIA PARA HOMOSEXUALES

¿La Iglesia Cristiana, también es una iglesia para Homosexuales?. Pues así debe ser. La iglesia,  o en una forma más concreta, la Casa de Dios, debe ser el mejor lugar para que gays, lesbianas, bisexuales y trans se sientan cómodos y aliviados, donde puedan conocer, sin que nadie los mire o los juzgue,  el mensaje de esperanza y salvación de Cristo, el que lamentablemente se diluye y distorsiona entre tanto debate de odio y discriminación que se expone en las calles,  medios de comunicación y redes sociales.

Creo muchas veces en la tolerancia  y la nobleza de la gente, de mis amigos, de mis compañeros de trabajo, ya sean creyentes y no creyentes. Creo también que los cristianos debemos ser respetados por obedecer a un Dios vivo que hizo al hombre y a la mujer, que condena la homosexualidad llamándola pecado, y también creo que las personas que comparten mi fe deben respetar a aquellos que han decidido una orientación sexual que contradice el mensaje bíblico. Pensar diferente no significa conflicto.

¿Una iglesia para los homosexuales?. Un pensamiento que quedó en mi cabeza mientras veía algunas imágenes de la marcha del LGBT. De vez en cuando me pongo a pensar, cuando hay un debate tan complicado como este, cómo hubiera actuado Jesucristo, si antes de ascender a los cielos, hubiera estado en la tierra en el 2016?. Los homosexuales siempre salen abanderados en una palabra, pregonándola como parte ya de un lema, de una ilusión: "amor". Y yo me pregunto: ¿quien fue aquella persona que dio hace dos mil años el mandamiento del amor?. ¡Pues Cristo!. La biblia dice en Mateo 22, 37-40, cuando le preguntaron cuál es el mandamiento principal, Jesús respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tu mente. Éste es el primer mandamiento y el más importante. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se basa toda la ley y los profetas".
Y aquí una pregunta: ¿los cristianos somos capaces de amar a los homosexuales?, ¡ por supuesto que sí!, y en el amor de Cristo contarles una buena noticia: que el Señor no hace acepción de personas para amarlos y salvarlos, y que El tiene un gran propósito para cada uno de ellos desde antes que nacieran.

Tal vez sería mejor que, en vez  de preocuparnos en dejar sentado nuestros puntos de vista sobre este tema, Si cada uno de nosotros los creyentes, en el marco de nuestra fe, oráramos pidiéndole al Dios en quien creemos que haga conocer a aquel amigo homosexual que tenemos ese amor que está buscando. No es imposible para El Creador que un gay pise una de nuestras iglesias ( hay muchos testimonios de ello), sienta ese amor verdadero y conozca la verdad en Cristo Jesús.  Ya estará en  aquel conocido que estimamos, si deja su estilo de vida rindiéndose a los pies de la Cruz, o sale del templo volviendo por su mismo camino. Compartir nuestra fe no significa imponer.

Jesús, el de la Biblia, no rechazó a nadie el mensaje del reino de los cielos cuando predicó con sabiduría en las sinagogas, esquinas, plazas y mercados. No seamos como aquel mal ejemplo de iglesia que una vez me contaron. Cuando impidieron ingresar al culto dominical a un grupo de amigos, porque los hombres habían llegado con el cabello largo, usando cadenas y en motocicletas.




1 comentarios:

CARLOS CON CH dijo...

Que fino discernimiento cargado de cariño y palo para muchos de nosotros, cristianos, que nos rasgamos las vestiduras olvidando al VERDADERO AMOR.
Pocas son las iglesias cristianas que abren sus puertas a "esos pecadores", olvidando que en la misma categoria pone el Señor a los mentirosos, ladrones, avaros, injustos, perversos, altivos, soberbios, murmuradores, ...etc.

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