Cuando la gente ve a Gael e Ignacio,  suelen preguntarme: ¿Quién es el más movido?, ¿Quién es el más inquieto?. Y a veces no tengo una respuesta. Desde la barriga, pensé que Nachito iba a ser el travieso y Gaelito un pan de Dios, pero parece que cada mes se ponen de acuerdo para intercambiar roles.
Lo cierto es que, a pesar de parecerse en muchas cosas, mis gemelos van definiendo poco a poco su personalidad.  El más evidente es Ignacio,  hace todo mientras lo ven o lo aplauden, como digo, es mi gemelo figuretti.  Si le hacen barra, coge solo su biberón, cierra sus ojos como chinito para deleite de los mayores,  señala  cuántos años tiene a pesar de utilizar a veces todos los dedos  de sus manos, y es el más pegado a mí. Se anima a repetir monosílabos, como pa….pa, ma…ma. A simple vista, uno diría que tiene más aprehensión que Gaelito, pues también ya sabe identificar figuras en su libro de cuentos y en los diarios. Cuando le preguntamos: ¿Dónde está el león? o ¿Dónde está el niño? se queda pensando unos segundos para luego posar su dedito en el lugar correcto. La ovación es inevitable.
Gael, es el intrépido, el niño explorador, el niño curioso, como le dice su papá. A diferencia de Ignacio, puede estar calladito un buen rato si encontró por ahí  los cablecitos de su tambor a pilas destrozado por él mismo. Me di cuenta que además de gustarle los juguetes, les da más golpes que su hermano para terminar por romperlos y ver que hay dentro.  Otras veces puede estar bastante distraído con el cordón de la cortina, y otras volteando su coche para ver como “funcionan las ruedas”. Si Ignacio pide brazos, a Gael  también, pero dura más tiempo ensimismado en su mundo. Un claro ejemplo fue cuando los llevamos una vez a un parque. Había cerritos de pasto que Ignacio quería subir y bajar, conmigo de la mano. Al ver lo que hacía su hermano, Gael soltó el brazo de su papá, y comenzó a subir y bajar, pero él sólo, aprendiendo a deslizarse hasta de costadito, porque me imagino que descubrió  que así se deslizaba mejor.
Estaba leyendo por internet un estudio sobre el comportamiento de los gemelos, y dentro de este tema había un ítem que se dedicaba a fomentar la individualidad. Dicen los estudios, que el mayor de los gemelos siempre tiende a tener una presencia dominante, y más o menos así fue con Ignacio. El primero que se dio vuelta en la cama, el primero que se sentó y el primero en dar sus pasitos. A veces Gael lo veía y lo imitaba, pero se da su espacio y su tiempo.
Otra recomendación del trabajo es resaltar las habilidades que tiene cada uno, y evitar compararlos. Por ejemplo decirle a uno: “que bonito pintas”, o al otro “sumas muy bien”. Y como mi Nachito y mi Gaelito siempre tienen sus propias peculiaridades, se que debo aplaudir por lo que cada uno está logrando.  Me emociona saber que tendrán sus propios talentos y dones. Me emociona ser testigo de sus pequeños esfuerzos.

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UN BOSTEZO REFLEXIVO

“Hágase la idea que siempre va a estar cansado”.  Realmente que identificada me sentí con este punto que forma parte de una serie de consejos para padres de gemelos, de esos que están colgados en Internet. Como que la frase sentencia directamente: “Mamá, olvídate de las siestas domingueras, aquellos tiempos ya no volverán”.
Mi mamá me dijo una vez que cuando los hijos nacen, las noches de una ya no son las mismas. Y para narrar como han sido mis noches con Ignacio y Gael, eso, es materia de otro tema de blog. Ahora que los bebes duermen de largo, y que ya podemos nosotros tener más de cinco horas de sueño seguidas, el cansancio ya no deviene de las trasnochadas, sino del desgaste de energía que durante el día demanda el cuidado  de unos peques que gatean todo el día, botan y destruyen cosas, jalan sillas y dan sus primeros pasitos.
Lo curioso de esta bonita experiencia, que pone a prueba mi resistencia física, es que se presenta como un desafío. Antes, cuando los hijos no estaban, y solo eran parte de unos planes a futuro, me atrevía a decir, que no tenía tiempo para nada. Llegaba a mi casa cansada del trabajo, y a dormir, que por favor, no me molestaran, queridos hermanos y padres. ¿ Y ya adivinaron lo que me está pasando ahora?. Con Gael e Ignacio armando un terremoto en la casa y en mi rutina, pues hago mucho más que cuando estaba soltera. Que sacarlos al parque, que jugar con ellos después del trabajo, cenar y servir la cena mientras los distraemos con videos, que leer un libro, que salir a correr temprano, que pasear y hacer compras con ellos, que leer el periódico, que escribir una nota de blog a las 12 de la noche , la única hora apacible después de un día de juegos y harta bulla. Y encima hay más planes por hacer…
Y sí, me gusta esta etapa de ojeras y bostezos. Con unos hijos saludables, llenos de vida, divertidos y ávidos por conocer el mundo, da muchas ganas de seguir viviendo cansada.
  

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