Ya voy dos semanas internada en la clínica y es posible que me quede aquí hasta dar a luz, que puede ser dentro de 15 días. El día que vine a hacerme el monitoreo fetal y no sabía que ya estaba haciendo trabajo de parto. Las contracciones eran bastante rítmicas y el diagnóstico fue amenaza de parto prematuro. Ante nuestra sorpresa y sin imaginarlo me quedé, pues aquí me controlan las contracciones con una medicina que me suministran vía intravenosa desde un aparato llamado dilator. Mis chibolitos no se pueden adelantar hasta que sus pulmones maduren. Lo mínimo es esperar dos semanas más, en reposo absoluto. Es decir, estar en cama todo el día, incomodísima, cansadísima y aburridísima. La paciencia es lo único que me queda.

Una de las explicaciones que he recibido para saber por qué he tenido fuertes contracciones antes de tiempo, es que los gemelos son bastante inquietos, se mueven demasiado (no se a que hora duermen) y sus movimientos producen la dilatación del útero. Otra es que el útero está tan distendido, así como la piel de mi vientre ( por ser primeriza) que se contrae. Lo otro es que simplemente es habitual que una gestación gemelar se adelante. La mayoría de los gemelos y mellizos no llegan a los 8 meses.


Dentro de dos semanas, recién cumpliría ocho meses. Desde ese momento los gemes estarían listos para salir al mundo. De todas maneras me harán una ecografía antes para saber su estado. Si ellos ya quieren nacer hace rato, yo me uno a su deseo para que ese día se concrete pronto. Los días en la clínica, que felizmente están pasando rápido, me han dado más ganas de tenerlos lo más pronto posible. Ignacio y Gael tengan paciencia por fa!!!…ya estamos haciendo los preparativos para recibirlos… con muuuuchos detalles de amor y cariño.

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APRENDIENDO A ALIMENTARME

Definitivamente el asunto del embarazo es todo un tema. Parece que a partir de los seis meses abundan las recomendaciones, como me lo demostraron en una charla de nutrición para madres gestantes a la que asistí. Lo que aprendí es que el calcio y el hierro son muy importantes, lo sabía, pero no tanto. Por ejemplo, las embarazadas deben tomar por lo menos 1300 miligramos de calcio al día. Para aquellas que como yo no toleran la leche, eso equivale a cuatro tazas de yogurt al día. Demasiado para mi gusto.

Sobre el hierro, me enteré que hay alimentos que tienen más de esta proteína que las lentejas, como la sangrecita de pollo cocida, el bazo, el pulmón (no tan agradables para mi, excepto los anticuchos), de ahi le siguen el hígado de res, la cojinova, el jurel, la espinaca, la lenteja y el toyo. Las comidas a base de hierro deben consumirse por lo menos dos veces a la semana

A los cincos meses de embarazo bajé a 9 de hemoglobina, un resultado desfavorable sobre todo para una futura madre de gemelos. Con las recomendaciones alimenticias y los sumplementos recomendados, a los seis meses y medio he subido a 12 de hemoglobina. Una cifra que hizo saltar de alegría a mi doctora. Si el consumo de hierro me ha dado buenos resultados, aún no se como voy en calcio, pues no estoy consumiendo muchos lacteos. Además de las pastillas, trataré de ponerle más atención a esta proteína. Me dijeron que la soyandina con calcio y sin lactosa es una buena alternativa. Lo tomaré en cuenta. Entre otras consecuencias, no quiero que mis dientes se vean afectados después, por mi bien y por el bien de Ignacio y Gael.

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Me cité con unas amigas en un local de Starbucks cerca de mi casa. Yo pedí un café moca, el que contiene además, chocolate, espresso y leche cremosa. ¿De cuanta cafeína estamos hablando ahí?,  ¿de 100 mg? ¿mas o menos?. A pesar que provengo de una familia “cafetera”, me he estado cuidando del café durante mi embarazo, incluso no soy tan aficionada al Starbucks, pero creo que ese vaso de café que me tomé esa noche fue la causa de lo que me pasó durante la madrugada.
Tomé mi café moca a las siete de la noche y llegando a mi casa, casi a las once, los gemelitos no paraban de moverse. Parecía que no tenían control, se movían mucho, como nunca antes. Poco después de acostarme, me asusté, porque me di cuenta que mi barriga se abultaba por partes. Primero a los costados, después el lado derecho, de ahí el izquierdo, como si Ignacio y Gael se estuvieran estiraaaaandoooo. Eso duró casi toda la noche. No me dolía, pero me inquietó mucho. Por supuesto que tuve dificultad al dormir, pues no tenía sueño, y me vino una acidez estomacal. Al día siguiente busqué información en Internet. ¿Es bueno entonces tomar café durante el embarazo?
La conclusión que tengo es que no es malo si se toma con prudencia, en pequeñas cantidades. Pero si se deja de tomar, será mucho mejor, pues la cafeína deteriora el calcio, provoca que las madres se pongan nerviosas, contribuye a la deshidratación y no contiene ningún valor nutricional. Ahora, hay gestantes y gestantes, y me imagino que muchas mujeres, como en el caso de mi mamá, no tuvieron problemas con el café durante su embarazo. Yo no debería tenerlos, pues trato de evitar tomarlo a pesar que su aroma me llama en el desayuno o en la cena. Pero lo que sí es cierto es que para mí no hay más Starbukcs hasta diciembre, por si acaso. 

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“Hola Gael!, Hola Ignacio!, Yo soy su mamá. Su papá y yo los queremos”. Bajo la armonía de una sueva música, les hablé por primera vez para que me escucharan, para que me entendieran, mientras acariciaba mi vientre con las yemas de mis dedos que bañé con una crema de manos. Así empezó mi primera experiencia de estimulación prenatal. Claro, yo repetía lo que decía la instructora pero en plural: “ los amamos, ustedes son los más importantes del mundo”, etc. Nunca les había hablado así. Tampoco sabía que los bebés están en una oscuridad profunda al interior de la placenta. Por eso las madres pasábamos a cinco centímetros de distancia del abdomen linternas o las luces del celular, para que ellos identifiquen la luz y se muevan siguiendo el reflejo. Yo sentía a los dos pero más a Gael, paradójicamente, el que es más tranquilo. De ahí nos fuimos a las sonajas, para que se muevan con el sonido. En un momento de relajación, echadas de costado, la instructora nos dijo que pensáramos en los bebés. Y, con los ojos cerrados, comencé a pensar en ellos: ¿como serán?, ¿serán traviesos? ¿ serán tranquilos? ¿serán intelectuales? ¿deportistas? ¿músicos? ¿ se parecerán más a mí o a su papá?. Se, por el momento, que tendrán dos personalidades distintas por más que se parezcan y alucino que en casa nunca faltarán para ellos los libros, una guitarra o un piano. Pero desgraciadamente tampoco faltará algún póster de Alianza Lima.

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¿LA PRIMERA BRONQUITA?


Como una explosión de burbujas. Así puedo describir la primera vez que sentí a los dos mellizos a la vez, ayer. Es obvio que lo que cuento va a causar risa para las madres o las gestantes que han pasado los seis meses, pues ya me dijeron que lo que he sentido no es nada. Las verdaderas “patadas” están por venir. Bueno, yo me emocioné con las burbujitas, porque fueron los dos al mismo tiempo. Ya había contado que siempre sentía esos leves movimientos por el lado derecho. ¿Acaso el del lado izquierdo no se puede defender?-pensaba. Pero ayer, era como un encuentro de igual a igual, hasta sentí dos pataditas fuertes, esas que hacen estirar la piel en un segundo. Confieso que me asusté. Le conté a mi mamá y se emocionó. Para mí fue todo un acontecimiento. ¿Y si están jugando?-me dice Tony. Pues no lo sabemos, solo que ahora nos da mas curiosidad de lo que está pasando ahí dentro. Ayer por la noche pusimos nuestras manos en mi barriga y en los quince minutos que pasaron Tony sólo sintió un pequeño saltito.

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