UN BOSTEZO REFLEXIVO

“Hágase la idea que siempre va a estar cansado”.  Realmente que identificada me sentí con este punto que forma parte de una serie de consejos para padres de gemelos, de esos que están colgados en Internet. Como que la frase sentencia directamente: “Mamá, olvídate de las siestas domingueras, aquellos tiempos ya no volverán”.
Mi mamá me dijo una vez que cuando los hijos nacen, las noches de una ya no son las mismas. Y para narrar como han sido mis noches con Ignacio y Gael, eso, es materia de otro tema de blog. Ahora que los bebes duermen de largo, y que ya podemos nosotros tener más de cinco horas de sueño seguidas, el cansancio ya no deviene de las trasnochadas, sino del desgaste de energía que durante el día demanda el cuidado  de unos peques que gatean todo el día, botan y destruyen cosas, jalan sillas y dan sus primeros pasitos.
Lo curioso de esta bonita experiencia, que pone a prueba mi resistencia física, es que se presenta como un desafío. Antes, cuando los hijos no estaban, y solo eran parte de unos planes a futuro, me atrevía a decir, que no tenía tiempo para nada. Llegaba a mi casa cansada del trabajo, y a dormir, que por favor, no me molestaran, queridos hermanos y padres. ¿ Y ya adivinaron lo que me está pasando ahora?. Con Gael e Ignacio armando un terremoto en la casa y en mi rutina, pues hago mucho más que cuando estaba soltera. Que sacarlos al parque, que jugar con ellos después del trabajo, cenar y servir la cena mientras los distraemos con videos, que leer un libro, que salir a correr temprano, que pasear y hacer compras con ellos, que leer el periódico, que escribir una nota de blog a las 12 de la noche , la única hora apacible después de un día de juegos y harta bulla. Y encima hay más planes por hacer…
Y sí, me gusta esta etapa de ojeras y bostezos. Con unos hijos saludables, llenos de vida, divertidos y ávidos por conocer el mundo, da muchas ganas de seguir viviendo cansada.
  

Read Comments